Los antiguos lo llamaban "fuego sagrado" y lo consideraban piedra preciosa.
El período precolombino se remonta a 20.000 años antes de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, en 1492. Las enigmáticas calaveras de cristal datan de aquella lejana y extensa etapa. Una de ellas es la llamada Skull of Doom o calavera de la muerte o del juicio final, descubierta en 1927 por Mitchell-Hedges en las ruinas mayas de Lubaantum (Belice), en Honduras.
La calavera de cristal, al igual que la de los humanos, posee dientes y una mandíbula móvil. Es imposible datar, con fiabilidad científica, un objeto de cuarzo en el que no hay el menor rastro de materia orgánica. En consecuencia, se desconoce la antigüedad de esta pieza -que mide 12,7 centímetros y pesa 5 kilos-, cuya mandíbula y cráneo provienen de la misma roca.
En Mesopotamia grababan, mediante una depurada técnica de incisión denominada intaglio, los primeros sellos de cuarzo. Eran cilíndricos y se llevaban suspendidos de un cordón.
Sumerios y elamitas narraron las aventuras del rey Gilgamesh (2700-2650 a.C) en sellos tallados en cilindros de cristal de roca.
En Egipto usaban cristal de roca para tallar símbolos jeroglíficos sagrados.
Los antiguos griegos aseguraban que el cristal de roca era agua congelada cuya dureza era muy superior al hielo. Siglos después, Plinio el Viejo (23-79 d.C.) recuperó esta idea y la mencionó en su tratado Naturalis Historia
Los chinos creían que llevar un cristal de roca en la boca calmaba la sed.
El emperador romano Nerón (37-68 d.C.) pensaba que el cristal de roca atraía la bondad de los dioses. Por este motivo, mandó tallar dos copas en este mineral que sólo llegó a utilizar en ocasiones muy especiales.
Los árabes entendían que el cristal de roca atraía la fortuna. Eran especialistas en tallar bellísimos amuletos con los que obsequiar a los nobles más distinguidos. A este mineral también le otorgaban poderes oníricos.
Los mayas suponían que alma de sus ancestros vivía en el interior del cuarzo y que así protegían a su poseedor. Los incas consideraban el cristal de roca como el verdadero fuego sagrado.
En la Edad Media, el cristal de roca se usaba para la adivinación y curación. Se empleaba tallado en forma esférica y en lascas a modo de espejos mágicos.
En el Renacimiento, el cristal era tallado para usarlo como vajilla en los rituales religiosos. También se cortaba para fabricar lentes de aumento.
En Europa, las meretrices llevaban pequeñas cuentas de cristal de roca engarzadas porque pensaban que así despertaban pasiones fogosas y eróticas.
En Europa también era habitual regalar un collar de cuentas de cristal de roca a las jóvenes cuando traspasaban la frontera de los quince años, augurándoles de esta manera un futuro radiante en el amor.
El período precolombino se remonta a 20.000 años antes de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, en 1492. Las enigmáticas calaveras de cristal datan de aquella lejana y extensa etapa. Una de ellas es la llamada Skull of Doom o calavera de la muerte o del juicio final, descubierta en 1927 por Mitchell-Hedges en las ruinas mayas de Lubaantum (Belice), en Honduras.
La calavera de cristal, al igual que la de los humanos, posee dientes y una mandíbula móvil. Es imposible datar, con fiabilidad científica, un objeto de cuarzo en el que no hay el menor rastro de materia orgánica. En consecuencia, se desconoce la antigüedad de esta pieza -que mide 12,7 centímetros y pesa 5 kilos-, cuya mandíbula y cráneo provienen de la misma roca.
En Mesopotamia grababan, mediante una depurada técnica de incisión denominada intaglio, los primeros sellos de cuarzo. Eran cilíndricos y se llevaban suspendidos de un cordón.
Sumerios y elamitas narraron las aventuras del rey Gilgamesh (2700-2650 a.C) en sellos tallados en cilindros de cristal de roca.
En Egipto usaban cristal de roca para tallar símbolos jeroglíficos sagrados.
Los antiguos griegos aseguraban que el cristal de roca era agua congelada cuya dureza era muy superior al hielo. Siglos después, Plinio el Viejo (23-79 d.C.) recuperó esta idea y la mencionó en su tratado Naturalis Historia
Los chinos creían que llevar un cristal de roca en la boca calmaba la sed.
El emperador romano Nerón (37-68 d.C.) pensaba que el cristal de roca atraía la bondad de los dioses. Por este motivo, mandó tallar dos copas en este mineral que sólo llegó a utilizar en ocasiones muy especiales.
Los árabes entendían que el cristal de roca atraía la fortuna. Eran especialistas en tallar bellísimos amuletos con los que obsequiar a los nobles más distinguidos. A este mineral también le otorgaban poderes oníricos.
Los mayas suponían que alma de sus ancestros vivía en el interior del cuarzo y que así protegían a su poseedor. Los incas consideraban el cristal de roca como el verdadero fuego sagrado.
En la Edad Media, el cristal de roca se usaba para la adivinación y curación. Se empleaba tallado en forma esférica y en lascas a modo de espejos mágicos.
En el Renacimiento, el cristal era tallado para usarlo como vajilla en los rituales religiosos. También se cortaba para fabricar lentes de aumento.
En Europa, las meretrices llevaban pequeñas cuentas de cristal de roca engarzadas porque pensaban que así despertaban pasiones fogosas y eróticas.
En Europa también era habitual regalar un collar de cuentas de cristal de roca a las jóvenes cuando traspasaban la frontera de los quince años, augurándoles de esta manera un futuro radiante en el amor.
fuente : MUSEO PARK PAZVANTE - TECUCI RUMANIA
