"El guía no escala para sí mismo: abre las puertas de sus montañas como el jardinero las verjas de su parque. La altitud es un marco maravilloso para un trabajo, escalar le procura un placer que nunca le cansa, pero sobre todo le satisface la felicidad de aquel a quien acompaña.
Sabe que determinada excursión es particularmente interesante, que en tal lugar se goza de una magnífica vista, que cierta arista de hielo es bella como un encaje; no dice nada, pero la sonrisa de su compañero al descubrirlo es su recompensa.
Gaston Rébuffat "Estrellas y borrascas"